viernes, 7 de agosto de 2009

Apodos de las selecciones de futbol de Sudamérica

Tomado de: ARO GERALDES

Cada selección nacional tiene su apodo, y las diez sudamericanas que juegan en la Conmebol no se caracterizan por su ingenio. Los colores de la indumentaria son la referencia dominante. ¿Cómo le dicen a cada una?


Argentina: La Celeste y Blanca o la Albiceleste
Bolivia: La Verde
Brasil: Canarinha (canarita en portugués), a verdeamarelha (la verde-amarilla, en portugués)
Chile: La Roja
Colombia: La Tricolor o la Selección Cafetera
Ecuador: La Tricolor
Paraguay: La Albirroja
Perú: La Blanquirroja o la Franja
Uruguay: La Celeste
Venezuela: La Vinotinto

FÚTBOL AFRICANO: MATERIA POÉTICA


Por Miguel Bayón

Miguel Bayon, Madrid 1947. Ha publicado varias novelas y trabaja como periodista en el diario El País. Viajero tanto por necesidad personal como por motivos profesionales, en África se ha movido por Senegal, Malí, Burkina Fasso, Togo, Benín, Congo, Uganda, Kenya, Tanzania, Sudáfrica, y Mozambique. Su última novela, aparecida en el 2002 es "Mulanga" (Planeta).

Los viajeras no tanto (a no ser que tengan una probada capacidad

para ponerse en jarras y evitar abordajes y otros efectos colaterales),

pero los viajeros por África deberían siempre ver por allí algún

partido de fútbol. No quiero destripar tramas ni desenlaces, pero

puedo dar unas pistas de por qué es importante esa asistencia.

Ante todo, unas consideraciones teñidas de globalización. La Copa

de África, recientemente celebrada en Senegal, fue protagonizada

por vez primera enteramente por jugadores que actúan en Europa.

Y desde hace años no pocas selecciones africanas tienen técnico

europeo. Es decir, el fútbol africano de elite evoluciona, en teoría,

hacia parámetros similares al que vemos por aquí.

Eso, en teoría. Pero en África no valen, ni para viajar ni para

nada, las teorías o las previsiones. El fútbol de los africanos,

incluso el de sus selecciones "europeizadas", no tiene que ver con

el nuestro. Seguro que los técnicos han conseguido introducir en

esos jugadores de elite una preocupación por el sistema (sea lo

que sea eso, Dios bendito) y hasta por la importancia de la defensa.

Pero a la hora de la verdad los jugadores africanos ejercen su derecho

a la amnesia. No en vano es un continente cuyas almas sobreviven

porque logran no atiborrarse de memoria: si se acordaran de todo

lo que les ha pasado, era para morirse, así que hacen muy bien en

sobrellevarlo con ligereza y echándole plena atención al carpe diem.

No cuento el colorido de las gradas, el buen humor y la picaresca

que en general reinan alrededor de un partido africano; aunque a

veces haya trifulcas a la europea, o un régimen como el hutu ruandés

de 1994 pueda organizar un genocidio a base de reclutar y fascistizar

a los ultras futbolísticos y prometerles víctimas propiciatorias

para su hambre de violencia.

El viajero debe hacer la experiencia, repito. Y estar muy abierto a lo que no comprende. Me he encontrado sorprendido de comentarios de lectores (sobre todo de lectoras) de mi novela "Mulanga" ante una escena en la que los jugadores de un equipo mean en corro en el círculo central para marcar el territorio.

Cosas así se ven con alguna normalidad en África. De vez en cuando

cae un rayo que afecta misteriosamente sólo a una mitad del campo

y por tanto a un solo equipo. O, ejemplo de la superprofesional

Copa de Africa, el ex guardameta y ahora técnico de Camerún, Nkono

(que jugó de portero en España), fue golpeado por sus rivales senegaleses

que sospechaban que había hecho magia contra ellos; la Confederació

n Africana le acabó levantando la sanción por "comportamiento escandaloso

y provocativo", es decir por hacer magia. Todo el mundo en África

sabe que la actitud mingitoria, el rayo y lo que hiciese o no Nkono

están a la roden del día y tienen que ver con que las cosas funcionan

con hechizos, desde el sida al poder.

El viajero deberá tener eso en cuenta, y que le sirva para entender y disfrutar.

Si un viajero se asoma al fútbol africano (sea en un estadio o en

un descampado, sea viendo a jugadores más o menos uniformados o a

chavales descalzos) echará de menos el orden y los tiquismiquis

que caracterizan el fútbol de cualquier nivel en Europa. Pero de

inmediato verá que el público aplaude los detalles, es decir la

belleza: se parecen a los aficionados degustadores de lo que hacía

Curro Romero. Y ese gusto por la belleza del público africano (de

estadio o de baldío) va emparejado con la gozosa vivencia de la

fe: todos y cada uno de los espectadores, y probablemente de los

protagonistas del partido, están convencidos de que, nada más arrancar

la jugada, va a culminar en un gol que va a abatir de pura belleza

el universo mundo, que no lo podrá "aguantá".

Ya, ya sé. Me diréis que a los diez minutos público y jugadores

tendrían que haber aprendido al ver el fracaso de tantas maravillas

soñadas. Pero África se sustenta en que las cosas allá no son así,

el aprendizaje no es así, la memoria y los reflejos paulovianos

son de otra manera. La fe puede con todo. Una fe que es una esperanza.

Y una esperanza que es una poesía. Porque ésa es la esencia del

fútbol africano: su carácter poético.

Sociológicamente, puede parecerse a lo que antes (¿sólo antes, de verdad?) eran los toros en España: un chaval soñaba con triunfar en la Monumental o en la Maestranza, y ese sueño era también lo que los cursis llaman ahora "promoción social". Pero igual que el maletilla no buscaba sólo el bienestar

material, sino también la gloria y la belleza, los africanos insisten

en demostrarnos, mientras rueda un balón, que la fantasía, el juego,

nos hacen no sólo sobrevivir, sino sobre todo vivir.


miércoles, 5 de agosto de 2009

Romance intelectual con la pelota

"El goleador es siempre el mejor poeta del año", escribió Pier Paolo Pasolini, en la cumbre del romance entre la literatura y el fútbol. Camus había dicho que el fútbol le enseñó todo lo que sabía y el desprecio de los intelectuales por esa pasión se había superado cuando estalló una nueva polémica: ya no fútbol vs. cultura, o civilización vs. barbarie, sino literatura versus oportunismo editorial y venta. Además, cómo el fútbol devora la cultura general.

Pasión por la Literatura, Jorge Valdano


Jorge Valdano. Santa Fe (Argentina).Ha sido jugador de fútbol en distintos clubes de España y Argentina, con la Selección Nacional Argentina consiguió el Campeonato del Mundo de 1986. Fue jugador del Real Madrid ganador de varios Campeonatos Nacionales de Liga y campeón de la Copa de la UEFA. Ha sido entrenador del Tenerife C. F., del Real Madrid, C.F. y del Valencia C.F. Ha publicado los siguientes libros, Valdano, sueños de fútbol (1994), Cuentos de fútbol (1995), y Los cuadernos de Valdano (1997). Es colaborador habitual de los más prestigiosos diarios de información general y deportiva, así como de varias emisoras de radio y televisión. En la actualidad es Director General Deportivo del Real Madrid. Su último libro, Apuntes del balón (2001).

Por: Luis Gracia, periodista del periodico El Pais (España).

Luis García.- Futbolista de éxito, escritor por afición. ¿Son incompatibles el fútbol y la literatura?

Jorge Valdano.- Leer un libro no sirve para jugar mejor al fútbol ni jugar un partido sirve para hacer mejor literatura. Dos juegos (fútbol y literatura) que tienen diferentes modos de expresión y que resultan compatibles a fuerza de ser distintos.

Pregunta.- ¿A qué cree debida esa relación de amor-odio entre ambas disciplinas?

Jorge Valdano.- Es la desconfianza que siempre ha tenido la mente con respecto al cuerpo. Los intelectuales se desmarcaron del fútbol por considerarlo una expresión popular menor, por deducir que era, como la religión, "el opio del pueblo", por desconfianza hacia la masa y, finalmente, por snobismo. Por su parte, el mundo del fútbol presumía de hombría en el peor sentido, esto es desde la exhibición de la brutalidad.

Pregunta.- ¿Cuándo intuyó el poder de la palabra escrita?.

Jorge Valdano.- Al disfrutar de la lectura y su poder no era otro que el de la seducción.

Pregunta.- ¿Por qué ese tópico de que los futbolistas son personas con poca o nula cultura?.

Jorge Valdano.- Los futbolistas responden siempre lo mismo porque los periodistas le preguntan siempre lo mismo. Por otro lado los tópicos son un buen escondite para escapar de los conflictos

Pregunta.- ¿Cuándo empezó usted a escribir?.

Jorge Valdano.- Empecé a escribir mientras jugaba y con el deseo de ayudar cualquier línea de pensamiento intimo. Disfruto escribiendo, pero nunca me sentí escritor

Pregunta.- ¿Y a jugar al fútbol?.

Jorge Valdano.- Siempre. No me recuerdo sin un balón cerca. Desde los cuatro años jamas tuve ninguna duda de que iba a ser profesional del fútbol.

Pregunta.- Anelka acudía a las concentraciones con su Play Station. ¿Se lo prohibiría usted y le daría un libro?.

Jorge Valdano.- Cuando manejo poder me cuido mucho de usar la palabra prohibir. Anelka tiene derecho a matar su tiempo como le de la gana.

Pregunta.- ¿Y usted, con qué acudía?

Jorge Valdano.- Yo llevaba libros y, en ocasiones, lo hacía a escondidas porque tuve al menos dos entrenadores que pensaban que la lectura era dañina para la concentración.

Pregunta.- ¿Qué autor o autores le relajaban antes de un partido?.

Jorge Valdano.- No hay nada más relajante que una gran novela.

Pregunta.- El fútbol, como los toros por citar otra disciplina condenada durante años al ostracismo intelectual, no se ha prodigado en potenciar la figura del jugador-culto, y sin embargo sí la del jugador-periodista. Esto trae consigo que a menudo tengamos que escuchar y leer auténticas barbaridades lingüísticas. ¿No cree que deberían los Medios ser más selectos a la hora de elegir a sus colaboradores?.

Jorge Valdano.- Creo que el mundo de los toros ha tenido mas calado intelectual. De hecho en el mundo editorial se solía decir que "libro de toro vende y libro de fútbol no vende". En cuanto a la segunda parte de la pregunta, debo decirle que a los Medios les interesa más las caras que las ideas.

Pregunta.- Usted dio forma a un concepto refiriéndose al Real Madrid -miedo escénico- muy recurrido en otros órdenes de la vida. (El miedo escénico de un autor ante su segunda novela, de un político ante su primer mitin...). ¿Le gusta que se utilice dicho concepto?. Porque debería cobrar royalties por ello...

Jorge Valdano.- Yo he popularizado ( o futbolizado) un concepto existente. Siempre que hay un discurso (no importa si verbal o corporal) existe el miedo de expresarlo publicamente. Hay jugadores que se siente paralizados por el miedo escénico y jugadores que lo disfrutan. Estos últimos son los grandes.

Pregunta.- Encarna Jorge Valdano el prototipo de futbolista culto, interesado por la literatura, e incluso es el autor de una antología de relatos con el fútbol como recurso literario. ¿Para cuando un libro de relatos propios, que seguro tendrá en algún cajón?.

Jorge Valdano.- Soy una especie de vaso comunicante entre el fútbol y la cultura y no tengo más aspiración que esa. El libro no existe en el cajón y mientras esté en el Real Madrid no creo que en mi vida quepan muchas mas ficciones que la de disfrutar y padecer el día a día del fútbol.

Pregunta.- Porque el relato suyo “Creo vieja que tu hijo la cagó”, incluida en la Antología de la que hablamos es maravilloso, y la idea del portero recogiendo la gorra desde el interior de la portería con el balón en la mano después de parar un penalti, definen por sí sola toda una manera de ver el fútbol y la vida.

Jorge Valdano.- Veo que usted no tiene ninguna piedad con el pobre protagonista de mi cuento. Creo que ese cuento, como tantos otros, demuestra hasta que punto el fútbol está encarnado en la vida de la gente. Un fenómeno que mueve tantas pasiones da grandes posibilidades de explicar al hombre, incluso desde episodios en apariencia menores

Pregunta.- ¿Que cuesta mas, reunir a tantas plumas en torno a un proyecto literario (Cuentos de fútbol) o entrenar a un mito como es el Real Madrid?

Jorge Valdano.- Aquel proyecto literario resultó satisfactorio desde muchos puntos de vistas. Fue muy fácil seleccionarlos y casi igual de fácil convencerlos.
Entrenar al Real Madrid tiene otra complejidad porque se trata de poner de acuerdo las voluntades de veinticinco personalidades muy marcadas.

Pregunta.- ¿Sabe que le ha salido un fuerte competidor en Pardeza?.

Jorge Valdano.- Pardeza es un intelectual de verdad porque la dedica su vida al pensamiento. Yo mi vida se la dedico al fútbol y no soy más que un buen curioso.